Algunos dicen que fue la censura de Franco. Otros creen que es sólo cuestión de dinero. Pero lo cierto es que la historia del doblaje en España es más complicada que todo eso. Los países que en el periodo de entreguerras del siglo XX estuvieron bajo el yugo de una dictadura mantienen aún viva la tradición del doblaje. Además de en España, es una práctica habitual en Italia y Alemania, entre otros. En el Reino Unido o los países nórdicos tan sólo se doblan las películas y programas dirigidos a niños.
Pero en contra del tópico, el doblaje no nació bajó la autarquía franquista. Sus orígenes se remontan a la Segunda República. El primer estudio de doblaje situado en terreno español fue T.R.E.C.E, en Barcelona, en 1932. Un año después nacerían en Madrid los estudios Fono España. Antes, los profesionales españoles del doblaje debían acudir a suelo francés para desarrollar su profesión, donde Paramount tenían instalada su sede europea.
Hollywood tomó la decisión de doblar películas a otras idiomas como el español tras la poca eficacia del sistema de dobles versiones. Estudios como Universal rodaban con actores hispanos versiones casi exactas de los éxitos de la época aprovechando los decorados y los descansos del rodaje. Los aficionados al fantástico recordarán con cariño la versión hispana de Drácula, para muchos superior al original de Tod Browning protagonizado por Bela Lugosi.
Por aquel entonces, las tomas de sonido, como señala Adoma (Asociacion de Actores de Doblaje de Madrid), se hacían en material fotográfico, que no se podía aprovechar cuando la toma no era válida, lo que obligaba a los actores a ensayar durante horas su papel a fin de no cometer errores.
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