La industria cinematográfica capea la crisis gracias a la entrada del capital riesgo, la venta de inmuebles y un nuevo modelo de gestión más profesional. Por Pablo Pardo / Washington
Cuando en 1927 nacieron los Oscar, su propósito, según Louis B. Mayer -uno de los fundadores del estudio Metro Goldwyn Mayer, y el principal impulsor de los premios era «establecer esta industria en los ojos del público una institución respetable».
Ciertamente, la industria cinematográfica estadounidense tenía un arduo camino para ser «respetable».
Sus líderes, casi todos judíos, venían de sectores no muy dignos. :<Estaban, socialmente, por debajo :de la media de los judíos de EEUU, y también de los judíos inmigrantes», explica el periodista e historiador Stephen Schwartz Mayer, emigrado de Bielorrusia, había sido chatarrero en Canadá. El polaco Abraham Warner (originariamente, Wonsal) era zapatero en Baltimore. Y así sucesivamente.
Así, sin formación empresarial, pero con un sentido innato de cómo hacer negocios, fundaron Hollywood. Crearon los llamados sistemas «de los estudios», una forma de integración vertical en la que cada empresa tenía desde estudios hasta cines, y «las estrellas», es decir, en el que los actores famosos actuaban como imanes publicitarios para las películas.
El 91% de las películas que son producidas por los grandes estudios pierde dinero.
El 60% de los costes de producción de Avatar corrieron a cargo de dos fondos de capital riesgo
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Las estrellas ya no funcionan, hasta el punto de que hay estudios que muestran que son los taquillazos los que crean estrellas, y no viceversa. y las nuevas tecnologías, más que en una fuente de ingresos, se han convertido en un factor de incertidumbre. Así que los estudios están teniendo que gestionar mejor los costes financieros de sus superproducciones. Un ejemplo: el 60% de los costes de producción y promoción de la gran favorita de los Oscar este año, Avatar, corrieron a cargo de dos fondos de capital-riesgo: Ingenious Partners y Dune Entertainment.
Así que Hollywood está cambiando y, para disgusto de los cinéfilos, está haciéndose más conservador desde el punto de vista artístico.
Por un lado, la necesidad de tener contentos a los inversores hace.que los estudios cada vez dependan más de sus archivos. Según The Wall Street Journal, el 17% de los más de 8.000 millones de dólares de Warner Bros proceden de la venta a 175 países de los derechos de su archivo de 45.000 horas de cine y televisión.
Al mismo tiempo, los estudios se están deshaciéndo de gran parte de sus propiedades inmobiliarias en Los Angeles, en una serie de operaciones que les están dando más y más beneficios extraordinarios. También están trasladando los rodajes a Canadá, para esquivar a los estrictos sindicatos de Hollywood. y, en un cambio de dimensiones históricas, están reduciendo los salarios de las estrellas, a cambio de darles una participación en los beneficios de los filmes, si es que éstos llegan algun día. Sandra Bullock, por ejemplo, ha recortado a la mitad, hasta 5 millones dólares, su caché por filme.
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Nota: la noticia es de el periódico El Mundo. No he encontrado versión digital, así que lo he escaneado para que lo podais leer.