Los Mac son algunos de los ordenadores favoritos de la gente que se dedica al mundo creativo por su eficiencia y funcionamiento. Cuando trabajas en un medio profesional artístico, no puedes permitirte algunas cosas que hoy día pasamos por alto en sistemas Windows, ya que en esos casos necesitamos, bajo cualquier circunstancia, algo que funcione tan sencillo como un interruptor que apaga o enciende una luz.
Aunque la mayoría se inclina hacia el uso de Adobe Premiere (cuya última CS5 es sencillamente brillante), básicamente por la facilidad de Premiere de “tragarse” casi cualquier formato de vídeo o audio y podemos establecer una edición en tiempo real con estos materiales. Esto no sucede en Final Cut Pro, donde se requiere que el material proceda de una fuente concreta y, sobre todo (y es como mejor funciona) capturado con el propio software. Si no, necesitamos un trabajo previo de conversión, sobre todo en audios (o abrirlos y guardarlos como referencias en Quicktime, pero sigue necesitando renderizar). Pero independientemente de este detalle, la potencia y versatilidad de un software como Final Cut Pro está fuera de toda duda y su enfoque profesional así mismo.
De todas formas, en el mundo de la edición no sólo está el producto de Adobe y el de Apple pues hay un tercero, el Avid Media Composer que es también en muchas ocasiones uno de los elegidos para las ediciones. Este existe tanto para PC como para Mac y le sucede algo similar a Final Cut en cuanto a los materiales y formatos de vídeo y audio con los que puede trabajar.
Lo importante, es que en el mundo profesional es muy necesario incluir detalles como las gestión de versiones o tener un equipo que capture y clasifique los clips para que otro miembro los edite. En este caso es donde Avid es muy potente ya que dispone de una infraestructura de base de datos donde se almacenan los clips a editar y la grabación se realiza en servidores, no en las máquinas locales, ampliando con esto la seguridad (también puede hacerse en local, pero eso al final nos interesa menos si es un trabajo profesional a estos niveles que comentamos).
En el caso de Final Cut Pro también tenemos esa opción con Final Cut Server que proporciona esta vía para tener un repositorio de trabajo en servidor, donde crear proyectos colaborativos. Así, cuando alguien introduce un clip en el proyecto, todas las personas que trabajan en el mismo lo ven inmediatamente, y de igual forma, cuando las diferentes secuencias se van editando, todo el mundo puede ver el resultado según se trabaja en ella. Para aquellos que os dediquéis a programación, es la versión en clips de vídeo, audio e imágenes, de un repositorio de código como Subversion, con sus permisos para qué usuarios y sus opciones de check in, check out o fusión de versiones.
Estas funcionalidades colaborativas pueden incluso dirigirse hacia el envío al servidor principal de los render de las secuencias o partes de las mismas, para que estas se procesen en los servidores mucho más potentes, y luego nos devuelve el material ya generado. También es muy útil la posibilidad de crear copias de todo un proyecto, en una versión determinada, para un dispositivo portátil (un Macbook Pro, por ejemplo, con el mismo Final Cut Pro) donde volcamos la versión que queremos, podemos trabajar y mostrar como si fuera un proyecto local, y una vez terminado y conectado de nuevo a la red donde están los servidores, el gestor de versiones se encarga de actualizar el proyecto y realizar las fusiones o nuevas versiones correspondientes para incorporar nuestro trabajo al proyecto colaborativo al que pertenece nuestra secuencia.
La noticia ha sido extraída de, y donde podeis leer más en AppleWeblog.
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