Este joven de 32 años no dudó en continuar el negocio familiar y hoy en día los Talleres Gaspar Pérez es “la única empresa en Europa que hace carteles artesanales a gran escala y sin usar ordenadores ni impresiones digitales”. Sin haber estudiado Bellas Artes ni nada relacionado con el dibujo, Alfonso confiesa con naturalidad que de pequeño veía pintar a su padre y “se quedaba un poco con la copla” pensando “qué grande, yo esto nunca lo voy a hacer”. Años más tarde, en el 2000, pintó su primer cartel para la película ‘Prácticamente magia’.
Todo el mundo habla este año de la Gran Vía porque cumple 100 años. La han engalanado y vestido de luces en diferentes actos a lo largo de todos estos meses, aunque poco necesitaba todo eso y mucho más de lo que fue.
En una época en la que los centros comerciales y las tiendas de las marcas más populares sustituyen a los cines, todavía queda quien da un color especial a la calle, quien reúne el séptimo arte con otro aún más antiguo, la pintura.
Y es que plasmar los fotogramas de los estrenos semanales en un lienzo es el colmo de ser bohemio. Si a eso le añades que se trata de un talento natural y una infancia entre colores, te topas de frente con Alfonso Pérez.
Este joven de 32 años no dudó en continuar el negocio familiar y hoy en día los Talleres Gaspar Pérez es “la única empresa en Europa que hace carteles artesanales a gran escala y sin usar ordenadores ni impresiones digitales”.
Sin haber estudiado Bellas Artes ni nada relacionado con el dibujo, Alfonso confiesa con naturalidad que de pequeño veía pintar a su padre y “se quedaba un poco con la copla” pensando “qué grande, yo esto nunca lo voy a hacer”. Años más tarde, en el 2000, pintó su primer cartel para la película ‘Prácticamente magia’.
“Arte efímero” en la capital
En Madrid sólo tres cines continúan la tradición de exhibir sus estrenos con estos carteles: el cine Roxy, el cine Palafox y el Palacio de la Prensa. Cada lunes o martes estos cines llaman para encargar los carteles de la semana y los jueves tienen que estar preparados, bien colgaditos, ya que los estrenos son los viernes.
Probablemente muchos se preguntarán dónde van a parar todas estas obras, dónde pueden verse. Sin embargo, la triste respuesta es que estamos ante un “arte efímero”, ya que cada cartel es reciclado y reutilizado cientos de veces.
Puro sacrilegio, todas las telas, llamadas de retor moreno, son lavadas para que se le vaya el temple, después se clavan sobre unos bastidores de madera, encima se le pone gotelé -de pasta blanca- y se pinta encima. Así una y otra vez, conservando telas que han portado a Sharon Stone, a Srek, a Leonardo DiCaprio y a tantos y tantos otros durante años.
“Es una pena que se pierda”, dice Alfonso. “Si por mi fuera hubiera guardado todos mis cuadros, los buenos y los malos, para ver el avance”, pero “no tenemos mucho espacio para guardar todas las telas”.
En la era de photoshop
En los últimos años la tecnología se ha impuesto en el mercado. Lo digital ha vencido a lo analógico y lo digital lucha también con todo aquello creado con las manos, no hay duda. Alfonso reconoce que es mucho más fácil estar sentado en una oficina, poner las dimensiones, hacer clic e imprimir: “El futuro va acabando con todo lo artesanal y ahora todo es más fácil y súper tecnológico. Esto es justo lo contrario”.
Hace años había dos empresas dedicadas a esta industria en Madrid, la otra sucumbió a lo digital y cambió de soporte, y en los Talleres Gaspar Pérez antes trabajaban diez personas y en la actualidad tan sólo tres.
Ahora sólo queda cruzar los dedos y que “el encanto de los jefes de los cines no se pierda por la impresión digital”. Mientras tanto, Alfonso seguirá pintando, aunque eso sí, no podrá ser ni ‘Regreso al futuro’ ni demás pelis de los 80 como le hubiera gustado. Otras grandes llegarán para adornar la Gran Vía si esta forma artística consigue pervivir.
Via | Meneame, noticia de La Información.