Millones de adolescentes han querido ser como ellos. Los protagonistas de esta cinta de culto celebran su 25º aniversario en tono de reunión de ex alumnos. Faltó Spielberg.
Fue como una aventura de Los cinco. O de Verano azul, pero en cine, con caché de Hollywood y Steven Spielberg como productor. Los Goonies, el filme de Richard Donner, marcó a toda una generación. O a varias. En su 25º aniversario (conmemorado con una edición especial en DVD distribuida por Warner) queda claro que los goonies nunca mueren. Se quedan calvos, como Joey Pantoliano, el malo de la peli antes de ser un Soprano. O pierden las carnes, como le pasó a Jeff Cohen, el gordito. También hay mucha dentadura postiza, canas tintadas y juventud fingida de meter tripa al estilo de Corey Feldman. Algunos, con los años, han perdido la cabeza y otros, como Sean Astin y Josh Brolin, han ganado fama. Esos son los que faltan a una reunión de goonies donde el único que no ha cambiado es el vietnamita Ke Huy Quan, igual de repelente que en Indiana Jones y el templo maldito. Un cuarto de siglo después, Los Goonies sigue en el top 10 de películas para todos los públicos más populares de la historia. ¿Por qué será? Ellos mismos responden.
«Por raro que suene, queremos convertir la película en un musical de Broadway» (Richard Donner)
Ke Huy Quan (en la película, Richard Data Wang). El único secreto de Los Goonies es que cuenta la eterna fantasía infantil: encontrar un tesoro.
Jeff Cohen (el gordito Lawrence Chunck Cohen). Eran los años ochenta, así que los niños de la peli éramos niños de verdad. No como ahora. Dick [Richard Donner] nos dejó ser niños.
Richard Donner (el director). En la actualidad no podría hacer una película como esta. Por eso no dirijo en cine. Fue una peli bien escrita, profesional e inocente. Ellos [señala al reparto] fueron los goonies. Hay un goonie en cada uno de nosotros.
Jeff Cohen. Y Donner le dio lo que sabe dar a los personajes de todas sus pelis: credibilidad. Ya sea el hombre de acero [Superman], el hijo del diablo [La profecía] o un grupo de niños tras un tesoro, convierte situaciones increíbles en algo creíble.
Joey Pantoliano (el villano Francis Fratelli). Eran otros tiempos. Tim Burton era un chavalillo que empezaba con La gran aventura de Pee-wee, y el padre de Josh Brolin triunfaba en Hotel. Los Goonies siempre será mi película preferida.
Richard Donner. La mía es mi ópera prima, Inside moves, pero allá donde lo diga la reacción siempre es: «¿Cuál dices?», y contraatacan con Los Goonies.
Corey Feldman (el bocazas Clark Devereaux). De niño pensaba lo cool que sería haber formado parte de una de esas pocas películas que sobreviven en el tiempo, como El mago de Oz o Willy Wonka y la fábrica de chocolate. Y resulta que lo he conseguido.
EP3. Entre tanta nostalgia y tanto éxito, ¿por qué no hubo una segunda parte?
Corey Feldman. Los ochenta también tienen su lado malo. Para mí, ese lado fue el final de la década, de 1987 a 1992 [risa cómplice]. Pero luego me volvió a ir bien.
Jeff Cohen. Dos palabras: Grease 2. Los Goonies es el tesoro de los estudios Warner y no quieren destruirlo.
Huy Quan. Y nos vamos haciendo viejos.
Richard Donner. No te negaré que llevamos años intentando hacer una continuación. Y queremos hacer un musical de Broadway, por extraño que parezca.
Jeff Cohen. Podían hacer un proyecto en animación. O un videojuego como Ghostbusters, que es estupendo y contó con la participación del reparto original. Soy capitalista y ahí sí firmo.
Richard Donner. Spielberg me dijo que habló con Chris (Columbus, guionista de Los Goonies) para hacer algo nuevo. No un remake, sino algo nuevo, fresco. Sería difícil buscar ahora barcos piratas. Quizá platillos volantes. ¡Pero eso ya lo hizo Steven!
Jeff Cohen. Dick siempre nos decía eso de: «¿Quién es tu mejor amigo?».
Corey Feldman. ¡La cámara!
Jeff Cohen. ¿El segundo?
Corey Feldman. ¡La luz!
Jeff Cohen. ¿El tercero?
Corey Feldman. ¡El director!
EP3. ¿Y Steven Spielberg?
Corey Feldman. ¡El tío que cuida de los niños cuando no están los padres!