Hablar de Boardwalk Empire, la nueva serie de HBO, centrada en la corrupción del Atlantic City de la ley seca es hablar de calidad. La de Martin Scorsese, el grande del cine, productor y director de este nuevo ejemplo de una televisión que desde hace años supera al séptimo arte en contenidos y apuestas. Pero sobre todo es hablar de Steve Buscemi, el eterno actor de reparto, rey del cine independiente y perfecto para papeles de pusilánime, escurridizo, retorcido o simplemente, perdedor.
«A Scorsese le encanta probar cosas nuevas. Siempre busca algo más»
Las facciones exageradas, ojos saltones, boca de buzón; la voz nasal y el cuerpo enclenque y blancuzco de este neoyorquino de 53 años le hacía impensable para el papel de Enoch Nucky Thompson, el hombre que reina sin impunidad pero con modales, los suyos. Alguien con más acción en la cama que Tony Soprano interpretado con menos sex-appeal que James Gandolfini. El papel de un criminal con nobleza, si tal cosa existe, que Robert De Niro, Jack Nicholson o Daniel Day-Lewis han sabido recrear con anterioridad. Y precisamente por eso Buscemi ofrece algo diferente, como dice la crítica con unanimidad, lo mejor de la serie.
«Lo incómodo no es hacer escenas de sexo sino verlas con tu esposa y padres»
«La tele es lo que antes era el cine independiente, una ruta alternativa»
Pregunta. ¿Le sorprendió la idea de hacer de galán y mujeriego?
Respuesta. Que conste que soy un galán y un maravilloso amante en mi casa (risas). Me atrae de Nucky la ironía de ver a alguien muy poderoso pero vulnerable en su poder porque necesita ser reelegido. Y como serie, Boardwalk Empire es un trabajo coral.
P. ¿Qué sabía de este periodo de la historia estadounidense?
R. Mi personaje está inspirado en Nucky Johnson, un tipo grandullón y pintoresco de los del clavel en la solapa que estuvo al frente de la corrupción de Atlantic City durante años pero que ahora nadie recuerda. Me interesó el guión de Terry Winter, capaz de recrear la historia de una época y a la vez establecer paralelismos con el mundo en el que vivimos, la ley seca y la prohibición actual del consumo de drogas. Guiños con humor como esa línea que dice «como sigamos así lo próximo que prohibirán será el tabaco. ¿Quién puede imaginarse que llegue ese día?». Me gusta ese humor porque es real.
P. ¿Qué puntos en común comparte con su personaje?
R. Esto siempre es difícil de responder. Son más fáciles las diferencias. Nucky se viste mejor que yo. Mi esposa dice que desde que comenzó la serie me he vuelto más pijo con la ropa, especialmente con los zapatos (risas). Y está claro que intenté ponerme en forma, en algún tipo de forma. No sé cuál. No debí de intentarlo lo suficiente porque cada vez que rodamos una escena de sexo me veo metiendo la barriga.
P. ¿Le incomodan ese tipo de escenas?
R. A veces tienen su gracia, pero no son más que una coreografía. Lo único incómodo es verlas en el estreno con tu esposa, tus padres, tu hijo y su novia sentados a tu lado.
P. ¿Puede hablar de Martin Scorsese en su primer trabajo televisivo?
R. Habíamos trabajado en Historias de Nueva York y lo que me gusta de Marty es su amor por los actores. Con todo su conocimiento en arte, en música, en historia, con el que da vida a la pantalla, su confianza en los actores es total. Le encanta probar cosas aunque luego no las utilice y cuando funciona puedes sentir su alegría. Siempre busca algo más.
P. ¿Y su carrera como director? ¿Cómo se verá afectada por su compromiso con la serie?
R. Me metí a dirigir para actuar más. Yo me considero un actor y estoy encantado realizando un trabajo que amo. Además, la televisión me está ofreciendo esas mismas oportunidades y voy a dirigir un episodio de Nurse Jackie. Muchos de los directores que me gustan también se han pasado a este medio. La llegada de Los Soprano cambió el paisaje y ahora la televisión es lo que antes era el cine independiente, esa ruta alternativa con historias que no buscan llegar a todos sino ofrecer algo diferente y con sustancia.