En un acto en Bilbao Coixet ha salido en defensa de Alex de la Iglesia y ha criticado la «Ley Sinde»: «Pienso que hay que afrontar los cambios sociales que se dan y saber donde estamos. Pero en este país, quienes manejan las películas no han hecho bien las cosas. Si hubiese webs que ofrecieran películas, con mucha información, bien presentadas y un precio razonable, creo que la gente las compraría. Lo que pasa es que todo el mundo ha escondido la cabeza en el suelo, como las avestruces, y no se han dado cuenta de que las cosas han cambiado».
El derecho humano al agua es lo que quiere reivindicar la fundación We are water (Somos agua), perteneciente al grupo Roca «pero en contacto directo con ONG que trabajan sobre el terreno», explica Isabel Coixet. El impulso de los organizadores ha sido denunciar la falta de acceso al agua en distintos puntos del planeta; y la participación entre Unesco Etxea y la fundación ha sido el resultado del compromiso común de «sensibilizar y hacer reflexionar a la opinión pública», en palabras de sus responsables. Coixet no pudo acudir a la villa pero sí quiso hablar de su participación.
¿Por qué se involucró en el proyecto?
Me llamaron desde We are water para explicarme lo que hacían y me pareció que, a pesar de estar asociados a Roca, estaban en contacto con ONGs que hacían trabajos concretos en el terreno. En el mundo de las fundaciones y las ONGs hay que fijarse en quién está detrás, qué hacen, donde trabajan… Y We are water están en Bolivia, Senegal, India… y hacen un trabajo importante.
Finalmente no ha podido acudir a la entrega de premios…
Ha sido una pena, pero ando con temas familiares, algo complicados…
Ha presentado el trabajo «Aral: el mar perdido».
Es un documental de media hora que intenta explicar, de forma didáctica, la desaparición del mar Aral. El porqué, las consecuencias que ha tenido en la salud de la población, la fauna, la flora, los modos de vida, la economía… Porque una catástrofe ecológica afecta a todos los ámbitos.
¿El problema del agua se debe más a una injusta gestión de los recursos que a una falta real?
Exactamente, y ocurre con casi todo. En el mundo hay riqueza, pero está mal repartida. Y quiero decir que, muchas veces, las catástrofes naturales se atribuyen al cambio climático y, en el caso del mar de Aral, también, aunque no sea cierto.
¿Qué hay detrás de esa sequía?
El mar de Aral fue sacrificado como un soldado en la batalla, hay documentos. Se dijo que Aral debía morir cuando desviaron los ríos que lo nu-trían hacia los campos de algodón, a sabiendas de lo que podía ocurrir. Fue una decisión política sin ninguna consideración ni visión de futuro. Pan para hoy, hambre para mañana.
También han colaborado los actores Ben Kingsley y Tim Robbins.
Son gente que conozco, les enseñé el documental y se ofrecieron a echarme una mano: Ben Kingsley se ofreció a poner la voz y Tim Robbins me donó la canción del disco que acaba de sacar (Tim Robbins & the Rogues Gallery Band. Pias, 2010). Se lo agradezco mucho. Pero también hay aportaciones de gente no conocida.
¿Hay sensibilidad al respecto?
Hay una frase que me gusta mucho: Todos quieren salvar el mundo pero nadie quiere bajar la basura. Hay que hacer proyectos concretos porque solamente con los pequeños cambios se puede hacer algo. Hay que hacer acciones puntuales que respondan a necesidades concretas.
Volviendo la vista a la actualidad de cine, ¿qué opina de la ley Sinde?
Pienso que hay que afrontar los cambios sociales que se dan y saber donde estamos. Hoy en día pedir a la gente que no se descargue cosas de internet es absurdo. Pero en este país, quienes manejan las películas no han hecho bien las cosas. Si hubiese webs que ofrecieran películas, con mucha información, bien presentadas y un precio razonable, creo que la gente las compraría. Lo que pasa es que todo el mundo ha escondido la cabeza en el suelo, como las avestruces, y no se han dado cuenta de que las cosas han cambiado.
¿Se han quedado estancados?
Creo que los mecanismos por los que se venden las pelis son obsoletos. Hay que enfrentarse a las cosas de cara, no poner parches. Y desde la cultura también tenemos que ver nuestra responsabilidad. Los enfrentamientos de que si la ley, si la Academia… me parecen pueriles e infantiles.
Y De la Iglesia deja la presidencia…
Álex lo ha hecho de puta madre, le ha dado a la Academia un aire nuevo que le convenía, pero también estoy convencida de que tenía que estar hasta las narices. Me parece un milagro que haya aguantado tanto.
¿Por qué?
Porque un cineasta lo que tiene que hacer es rodar. Yo dejé la vicepresidencia al de tres meses porque me aburría muchísimo en las reuniones. Somos cineastas no ministros sin paga, porque ahí no se cobra.
De la Iglesia también dijo que hay que hacer mejores películas…
Siempre se puede hacer mejor y seguramente tenga razón. Pero no hay que olvidar que vivimos en una precariedad que también nos afecta. De todas formas me preocupa más que películas cojonudas como la vasca Ander no tengan distribuidora en España y las tenga que ver en Berlín. Que una película sea taquillera o no tiene nada que ver con la calidad.
Ahora está trabajando en el documental «Escuchando a Garzón». ¿Cómo va el proceso?
Se estrenará el 14 de febrero en Berlín, y creo que, te guste o no la persona -que yo admiro-, es una radiografía del momento que vive el país. Me parece muy significativo haber recibido llamadas de la BBC y desde Francia y que ninguna televisión de aquí se haya interesado.
Via | Deia