“Cada vez que Zapatero iba de viaje a Estados Unidos, ya fuese a la ONU o a una cumbre económica o medioambiental, había un alto cargo americano encargado de ponerle la cabeza caliente y volvía que echaba humo, con prisas para que solucionaramos el tema urgentemente”, relata uno de los asesores de la ley Sinde. Fue precisamente a la vuelta de uno de esos viajes, en el que se entrevistó por primera vez con Obama en la Casa Blanca el 13 de octubre de 2009, cuando el presidente decidió que la ley había que aprobarla ya. Como la Ley de Economía Sostenible estaba a punto de salir –27 de noviembre en el Consejo de Ministros– se decide meter con calzador un apéndice, la bautizada como ley Sinde, que pretende el cierre de webs de descarga por la vía rápida.
“A los americanos lo que más les importa y para lo que nos presionan sin descanso, es sobre las descargas y las fotovoltaicas”, concluye un destacado político del PP al que el número dos de la oficina de Comercio de EE UU, Christopher Wilson, trató de convencer. Aunque no era necesario, ya que Zapatero estaba en el bote. Y no solo con las descargas, porque el presidente también prohibió a Miguel Sebastián recortar las primas de las fotovoltaicas -hay mucha inversión americana y una burbuja financiera en el sector- prevía petición de Obama y bajo la amenaza de que si se reducían, los bancos tendrían que provisionar con el nefasto efecto económico que eso produciría.
Los dos párrafos de aquí arriba están sacados de un reportaje publicado en tu2sis por Pilar Portero y Ana R. Cañil. La famosa Ley Sinde no es más que un compromiso personal de Zapatero que nos estamos comiendo entre todos: el PP no va a salir a decir lo que realmente es esto porque, hombre, no les conviene encabronar a nadie con quién tengan que andar lidiando previsiblemente en unos años; el PSOE no está ahora como para decir que no, que luego los mercados se encabronan y no vea usted la que se puede liar.
Los periódicos y los medios de comunicación en general han fallado miserablemente a la hora de explotar todo lo que se sabía de este asunto gracias a Wikileaks. Un periódico que tiene ánimo de regalar cuberterías para ver si así sube un par de porcentajes en la próxima encuesta de difusión en lugar de liarla parda no es un periódico, es un montón de papel que me sirve para calzar mesas y estanterías. Lo de las fotovoltaicas pasó por las páginas de El País también sin mucha fanfarria. ¿Y el contexto? ¡Eso no vale para regalar cedeses!
Y no es que esta ley sea lo peor que está haciendo ahora mismo el poder legislativo (eso que se elige cada cuatro años, ya saben), pero sí es un ejemplo de algo que a estas alturas está más o menos claro: en realidad, da igual lo mucho que se proteste si la mayoría parlamentaria está en manos de Jack Johnson, John Jackson y unas putas a precios asequibles.
Via | RinzeWind
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