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«La gente relaciona ser coleccionista con ser un friki. Y es algo mucho más relacionado con las pasiones. Todo el mundo tiene una»
El Pitufo Filósofo, regalo de su amiga Andrea, le trajo mucha suerte durante sus años de universidad. Desde entonces, Jon Zabala comenzó a coleccionar Pitufos hasta llegar a tener una habitación con unos 3000 en casa. » Soy abogado y mis clientes se sorprenden cuando les digo que colecciono Pitufos. Desafortunadamente, la gente aún confunde el tener una pasión y ser coleccionista con ser un friki».

¿Por qué comenzaste coleccionando Pitufos?
Todo empezó en las navidades del 2002 cuando abrí el regalo que mi amiga Andrea me había hecho, ¡qué chulo, dos Pitufos! Fue como volver a mi niñez y eso que ya había cumplido los 18. A las pocas semanas tuve mi primer examen en la universidad y pensé ¡qué mejor talismán que Pitufo Filósofo! Debo confesar que me dio mucha suerte porque saqué un sobresaliente, y desde ese día decidí que Pitufo Filósofo iba a hacer todos los exámenes de Derecho conmigo. Y así fue.

¿Alguno que no querrías vender por nada del mundo?
Siempre me lo preguntan, y la verdad es que me entristece pensar que algún día tendré que deshacerme de alguno de ellos. Creo que nunca me desharé de los dos primeros, de los que me ha regalado mi novia, y de los que son ediciones limitadas. Tampoco vendería nunca el autógrafo de Peyo o alguna dedicatoria de Miguel Díaz del Estudio Peyo. Muchos de mis amigos me preguntan que por qué no vendo la colección y me compro un piso con ese dinero (ríe).

Blue Paradise, feria anual de Pitufos que se celebra en Gante

Seguro que tienes muchas anécdotas divertidas sobre tu colección…
Sí… En el 2007, estando en el aeropuerto de Barajas, me crucé con un chico que llevaba dos bolsas con unos Pitufos dibujados. Me paré en seco y empecé a seguirle por la terminal. Él se metió en una tienda, pasé disimuladamente a su lado y fue entonces cuando descubrí que sus dos bolsas estaban llenas de Pitufos. Cuando salió de la tienda no tuve más remedio que abalanzarme sobre él y preguntarle «¿vendes o coleccionas?» Sólo quedaban 15 minutos para que cerrase la puerta de embarque de mi vuelo. Él se giró y con cara de sorprendido me contestó “colecciono, colecciono”. Desde entonces, Joaquín Jiménez Ramos, que así se llama el chico del aeropuerto, y yo somos muy amigos. Me contó que venía de Bruselas, de una feria de Pitufos. Ese mismo año mis padres me regalaron por mi cumpleaños el vuelo a Bélgica para poder asistir a la Blue Paradise, la feria que todos los años se hace en Gante (Bélgica) y que es sólo de Pitufos. Desde entonces he intentado ir todos los años.

Además, has creado con un grupo de amigos coleccionistas un blog sobre Pitufos…
Sí, durante estos años he ido conociendo a otros coleccionistas de Pitufos en las redes sociales: Rubén, Isabel, Loli, August, Toni, Joan, Roser, Damía, Oriol… y entre todos hemos creado el blog «Pitufando en Azul». Tal fue el éxito del blog, especialmente tras el estreno de la película de Sony en 2011, que creamos “El Club Pitufero” . Además tuve el inmenso honor de ser elegido presidente del “Club Pitufero”. A todos los que os gusten los Pitufos os animo a que forméis parte de él.

¿Qué te suele decir la gente cuando ve tu colección o cuando les hablas de tu colección?
La verdad que la gente alucina, no se espera que tenga tantos, y luego me hace mucha gracia porque me suelen decir «pues no tienes cara de friki», o «parecías normal». La gente cuando visita mi «habitación pitufera» no da crédito, saben que tengo Pitufos pero nunca piensan que tengo tantos, ni tantas cosas de los Pitufos, e inmediatamente me dicen «Jon, estás loco».

¿Te han ofrecido alguna vez mucho dinero por alguno de ellos?
La verdad que sí, me han hecho ofertas muy tentadoras, sobre todo coleccionistas europeos y americanos. Pero como ya he comentado antes, no vendo ninguno.
Una de las cosas que más me gusta de esta colección es que puedes conseguir Pitufos desde los 0,50 euros hasta miles de euros, por lo tanto el abanico para poder comprar cosas es muy amplio.