No era una faceta desconocida del actor pero no se conocía bien. Desde que entró en un Datsun, Newman decidió actuar solo para poder costearse las carreras de coches. Cuando su hijo murió de sobredosis, decidió centrarse en competir para olvidarse en todo lo demás. Al final logró quedar segundo en Le Mans, donde se alcanzan velocidades cercanas a los 400 km/h dándose el placer de arrollar a tres paparazzis en una salida de boxes.
Por lo visto, el flechazo con el asfalto lo recibió cuando el piloto Mario Andretti le dio una vuelta con su bólido en 1967. Se quedó impresionado. Por este motivo, aceptó rechazando ofertas más suculentas un papel en la película homónima, Winning, en 1969, sobre un piloto que se dedica con tal fervor a las carreras que pierde a su mujer. No fue la historia de su vida a partir de ese momento, pero casi.
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