«Thatcher fue tan odiada como adorada. Eso me fascina de ella»
A Meryl Streep le entusiasma arriesgar. Por eso a los 62 años se enfrenta al papel más controvertido de su carrera: dar vida a la polémica Margaret thatcher. Pero, ¿Cómo ha logrado esta actriz de izquierdas que hasta los diarios conservadores Británicos alaben su actuación? De eso y mucho más hablamos en esta entrevista.
Sentada junto a la chimenea de una `suite´ de hotel en el barrio neoyorquino de Greenwich Village, Meryl Streep saborea, distraída, una taza de té. Es la elegancia personificada. Viste pantalón negro y abrigo morado ajustado con un gran cinturón y luce la melena rubia de toda la vida y unas sencillas gafas de pasta. De su bolso asoma un iPad y un paraguas. Llueve en Manhattan y, probablemente, ha acudido a la cita a pie, porque es vecina de un barrio que sigue siendo refugio de intelectuales. Aunque ya es mediodía, dice que aún está terminando de desayunar, estragos del jet lag. Solo hace unas horas que llegó de Londres, donde acaba de presentar La Dama de Hierro (estreno en España: el 5 de enero). A sus 62 años, este es quizá el papel más controvertido de una carrera inmaculada. Al fin y al cabo la actriz, de izquierdas, tenía que humanizar a Margaret Thatcher, la apisonadora de la clase obrera, la mano ejecutora de la Guerra de las Malvinas, la reina de las privatizaciones, la compañera de baile de Ronald Reagan… Pero su legado político solo es la banda sonora de fondo de una película con afán existencialista de la que Streep habla con parsimonia y desplegando repertorio dramático: suspira, entorna la mirada o suelta una gran carcajada. «Lo más difícil fue estar encorvada ocho horas al día durante tres meses», dice mientras se levanta y adopta la postura maltrecha de la anciana Thatcher. Y de pronto, sin necesidad de maquillaje y vestuario, asistes por un breve instante al método íntimo de la mejor actriz del mundo. Y parece magia.
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