Publicado el martes 19 julio 2011
Han pasado más de 20 años desde que Tim Burton rescató a Batman de la oscuridad cinematográfica, y aún no ha conseguido nadie igualar el impacto causado por el Batmóvil de turbina usado en sus dos películas. Después llegarían las catástrofes kitsch de Batman Forever y Batman y Robin, pero ni su atracón de aletas y neones, ni la salvadora aparición del Tumbler por cortesía de un Christopher Nolan en eterno estado de gracia, han podido borrar la imagen del coche diseñado por Anton Furst de la memoria de los aficionados. Muchos de ellos han terminado por crear sus propios Batmóviles «de andar por casa» rescatando piezas de todo tipo y pelaje de los desguaces (por regla general con éxito puramente relativo), pero Casey Putsch no podía conformarse con una recreación aproximada del original.