El pasado sábado 13 de Agosto perdimos a otro actor de la saga Star Wars. El británico Kenny Baker, actor que interpretaba al simpático R2-D2 desde 1977, falleció a los 83 años de edad tras luchar contra una terrible enfermedad degenerativa.
Baker, que medía solo 1,12 metros de estatura, fue el encargado de sufrir y meterse en el traje del androide en Una Nueva Esperanza, película que le catapultó a la fama y que le acompañó durante toda su carrera. Repitió su rol en El Imperio Contraataca y El Retorno del Jedi, así como en las precuelas de Star Wars.
Por otro lado, Baker participó en otras emblemáticas producciones de los años 80 tales como Los Goonies, Time Bandits o Flash Gordon. Su sobrina Abigail Shield le ha rendido un sentido homenaje en declaraciones a The Guardian.
«Era de esperar, pero aún así es muy triste. Tuvo una vida larga y plena. Trajo mucha felicidad a la gente y vamos a celebrar el hecho de que era una persona muy querida por todo el mundo. Todos estamos muy orgullosos de lo que logró en vida«.
«Cuando era niño, le dijeron que probablemente no sobreviviría a la pubertad. Siendo tan pequeño, y en aquellos tiempos, no tenía una gran esperanza de vida. Y sin embargo lo hizo muy bien. Había estado muy enfermo durante los últimos años, por lo que esperábamos la tragedia. Estaba al cuidado de uno de sus sobrinos, que lo encontró sin vida la mañana del sábado«.
Peter Mayhew (Chewbacca) ha hecho lo que muchos artistas y compañeros del actor, tras el fallecimiento del actor británico que dio vida a uno de los droides más queridos de la saga todos han expresado su pesar a través de diferentes medios sociales. Mayhew lo ha hecho con una bonita carta publicada en su web, chewbacca.com.
“Sé que he llegado un poco tarde en esto, pero mi tristeza es tan profunda que no hay palabras adecuadas para transmitir lo que de manera colectiva y personalmente he perdido con la perdida de mi querido amigo Kenny Baker. Kenny y yo nos hicimos amigos rápidamente la primera vez que nos encontramos y se formó un lazo de por vida después de darnos cuenta que teníamos tanto en común. Aunque a la gente le gusta contrastar la diferencia en cuanto a nuestra altura, encontramos que compartimos muchas de las mismas dificultades, desde la búsqueda de la ropa, conducir coches, los ajustes de asiento en el avión por temas de salud y las miradas siempre constantes de personas extrañas; nos entendimos en un nivel que muy pocos pueden. Estoy muy contento de haber llegado a pasar tiempo con él en Londres a principios de este mes. Su talento y su increíble sentido del humor nunca disminuyó como si lo hizo su salud. Siempre el hombre del espectáculo, Kenny estaba siempre dispuesto a cumplir con sus fans. En las décadas que nos conocíamos, nunca había conocido a alguien que disfrutó del público más. Por toda la alegría que trajo a este mundo en la pantalla y fuera doy las gracias, un último adiós a mi amigo con el corazón gigante que se ha ido demasiado pronto. Descansa en Paz Kenny.”
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